Cuidado con las curvas

Tengo un amigo que se ha ido a vivir a Vic. 
Su padre trabajaba en la RENFE y le ha conseguido un empleo como vendedor de billetes en las taquillas de la estación. Por si eso no bastara, allí también ha conocido un chica. Es maja, quizás un poco quisquillosa, pero entiendo que a mi amigo le guste. Pero ahora, entre el trabajo, su piso y su novia, ya nunca se pasa por el pueblo, por lo que desde hace medio año subo a verlo cada dos semanas. En coche es un viaje que dura algo menos de una hora. Normalmente duermo en casa de mi amigo, pero aquel fin de semana tenía varios compromisos el domingo y un poco antes de medianoche cogí el coche para volver a casa. De noche no suelo poner música, bajo las ventanillas y de vez en cuando se oye un grillo o algún bicho, si no, sólo el silencio. Aquella noche no había nubes, tampoco luna y la oscuridad era total.
Conducía solo tranquilamente, los arboles a ambos lados de la carretera no eran mas que un manto informe más negro que incluso el propio cielo, cuando al salir de una curva un animal cruzó por delante de mi coche. Contrariamente a lo que uno debería hacer, cerré los ojos y agarré fuertemente el volante con las dos manos. Frené en seco.

Con las manos aún agarradas al volante abrí poco a poco los ojos y pude ver como un animal se alejaba cojeando hacia las entrañas del bosque. Encendí de nuevo el coche y puse la primera. Fue entonces cuando me fijé en los tejanos de la chica sentada a mi derecha. Era morena, con el pelo largo y liso. Su piel era de un color pálido y tenía las mejillas llenas de pecas. 
Después de mirarla por primera vez no dije nada. Anduvimos un par de quilómetros más por aquella carretera llena de curvas y entones, sin dejar de conducir le pregunté:
- ¿Eres el fantasma de la chica de la curva?
- Sí.
- ¿Y no te pones el cinturón?
- No me hace falta, no se puede morir dos veces.
- Sí, eso lo entiendo. Pero si me para la policía por no llevar el cinturón, no creerán tu historia.
Seguí conduciendo. Atravesamos varios pueblos hasta que reuní el valor suficiente para reanudar la conversación
-¿A dónde ibas ?

Miró por el retrovisor e hizo como que tomaba aire:
- ¿Cuando morí?
- No, no, ahora.
- Iba a una rave entre Argentona y Mataró, si pudieras dejarme por allí.
- Ningún problema, me va de paso.
Pasamos el resto del camino hablando de nuestros pueblos. Todos sus amigos eran de Granollers pero ella era de un pueblecito cerca de Vic, llamado Hostalets de Balenyá, en el que casualmente yo había veraneado de niño. La dejé a las afueras de Argentona en un claro el bosque en el que había un montón de coches aparcados. Nos dimos las buenas noches y nos despedimos.
Un par de semanas después iba a Vic como de costumbre. Mi amigo se acababa de comprar la séptima temporada de "Los Soprano" e insistió en que hiciéramos una maratón de capítulos aquella misma noche. La rotonda que hay al final de la C-35 suele ser un poco problemática. Queda al lado de la autopista del litoral y al mismo tiempo es el lugar donde se cruzan tres carreteras comarcales, por si eso no bastara, las rumanas de la zona tienen montado allí su stand de servicios nocturnos. Por lo que al llegar allí me puse un poco nervioso, puede que incluso el coche se me calara alguna vez, puede que me pusiera tan nervioso que no fue hasta que salí de allí que me di cuenta de que ella volvía a estar a mi lado.
- ¡Coño! - Di un frenazo - avisa cuando hagas estas cosas. No puedes ir apareciéndote por sorpresa en los coches de la gente. Haz autoestop como todo el mundo.
- Lo siento, estaba por aquí y me hizo ilusión verte.
- Pues no seas tan brusca, con que haya un muerto en este coche ya es suficiente.
- Eso ha sido un golpe bajo.
Sin duda eso había estado mal por mi parte. Al fin y al cabo de entre todos los coches que abarrotaban la rotonda ella había elegido el mío para materializarse. Había sido un gesto bonito. Traté de ser simpático y bajé el tono:
- ¿Cuando has aparecido en mi coche?
- Cuando has dado el segundo frenazo para no chocarte contra el Golf rojo.
Esta vez hablamos de música. No teníamos mucho en común pero los dos éramos fans a muerte de Marilyn Manson y Camela. La llevé hasta el centro de Vic. En un semáforo me dio un beso en la mejilla y se bajó del coche.
- Gracias por el viaje, a ver si nos vemos pronto - Y se fue caminando alegremente por una calle cualquiera. Yo me quedé sin darme cuenta tocándome la mejilla. La tenía fría y olía a whisky barato.
Ya por la noche, me encontraba en casa de mi amigo. Ibamos por el octavo capítulo de "Los Soprano" y los dos estabamos espatarrados en el sofá en estado catatónico.
- Se me ha aparecido dos veces el fantasma de la chica de la curva- le dije a mi amigo -.Y creo que le gusto.
- ¿Y ella te gusta?
- Es mona.
- Pues invítala a salir.
- Pero es un fantasma.
- Tonterías, hay cosas peores créeme.
Al día siguiente después de comer salí de Vic y volví para casa. Al pasar cerca Hostalets la vi haciendo autoestop en una curva, llevaba un sombrero de tela verde y una camiseta naranja con una flor pintada a mano. Cuando me vio se puso a gesticular alegremente. Esta vez detuve el coche tranquilamente a su lado.
- ¡Hola!- me dijo al instante.
- Pensaba que los fantasmas solo os aparecías de noche.
- Joder somos fantasmas, no vampiros. Pero tranqui, no me importa, ya estoy acostumbrada. ¿Por cierto dónde ibas?
- Volvía para casa. Pero no tengo prisa, si quieres podemos ir a tomar algo.
- Lo siento, he quedado con unos amigos en la playa de Mataró. ¿Verdad que te va de paso?¿Puedes acercarme?
- Sí, por supuesto. No tengo prisa.
La dejé en la playa de Mataró y volvió a despedirse besándome en la mejilla. A la semana siguiente me busqué una excusa y volví a subir a Vic. En un stop para incorporarme a la C-14, cerca de la Roca del Vallés se materializó en el coche. Esta vez me pidió que la acercara a un polígono industrial a las afueras de Granollers. Después estuve dos semanas sin verla, pero finalmente me la volví a encontrar a medianoche cerca de donde la vi por primera vez. Aquella noche me pidió que la acercará a Barcelona, me dijo que la habían invitado a una fiesta privada. Al cabo de un par de días me dirigía a San Cugat cuando apareció de nuevo, me pidió que la llevará a Sabadell porque se había muerto una tía suya y quería ayudarla en estos primeros momentos. La siguiente vez la llevé a Mollet por otra rave. Otro día a Badalona y otro a Girona.
Después de esto último, evité subir a ver a mi amigo durante las semanas siguientes. 
Al cabo de unos cuantos sábados me invitaron a una fiesta en Blanes. 
Me dirigía hacia allí cuando al salir de Mataró un semáforo se puso en rojo demasiado pronto y tuve que frenar, de nuevo, de improviso. Cuando el semáforo se puso en verde ella volvía a estar en mi coche.
- Hola ¿Qué tal?- dije fingiendo ponerme contento.
- Hola, hacía mucho que no nos veíamos.
- Sí, mi amigo tenía mucho trabajo en Vic y casi no he subido estos días.
- Ah, vaya, no es bueno dejar de ver a los amigos
- Cierto... - asentí.
- ¿Dónde ibas?
- A una fiesta por Blanes.
- Yo iba un poco más arriba, ¿no te importa acercarme verdad?
- No, para nada. Así hablamos un rato.
- Genial.
La carretera que lleva a Blanes transcurre durante parte de su recorrido al filo de la costa y está llena de tramos sobre barrancos que dan directamente al mar. Estabamos hablando de lo que habíamos estado haciendo las últimas semanas cuando al entrar en una curva aceleré. A continuación tiré del freno del mano, y tal como había estado ensayando, el coche derrapó. Mientras, me abalancé sobre ella, que estaba quieta sin entender lo que ocurría, estiraba mi brazo por encima suyo y con la punta de los dedos tiraba de la manecilla de la puerta de su derecha, que por la inercia del coche se abrió violéntamente hacia fuera por completo. Ella, al no llevar cinturón, salió disparada hacia fuera sin tiempo a reaccionar y cayó por el barranco. Aceleré de nuevo y me fui a la fiesta de Blanes lo más rápido que pude saltándome todos los stops y semáforos que me encontré por el camino.
Desde aquel día no he vuelto ha saber de ella. Me he convertido en un conductor más temerario, evito frenar inecesariamente, incluso en los semáforos y ya he atropellado a varios animales sin vacilar. 
Lo que sea con tal de que el fantasma de la chica de la curva no se vuelva a subir a mi coche y me pida que la lleve a cualquier parte. 


*Updait 16/2/14: La entrada original la publiqué el 25/11/08. He revisado el texto, le he puesto un montón de comas y algún diacrítico. Salvo un par de frases que he recortado o explicado mejor el resto sigue ahí. Incluso las partes que ahora no haría igual. Creo que es bueno no olvidarlas. Eat bread my friends.

Comentarios

vic ha dicho que…
cuidado con la niebla... en la oscuridad por las noches las cosas no se ven muy claras...
seems like you run through the fields and found what you were looking for...
Marc ha dicho que…
Mola mucho.Veo que la febrada va bien para escribir.

Entradas populares